27 de agosto de 2007

Pa mi Silvi




Declaración de amor:

La noche de tu cumpleaños se perdió la servilleta en la que te escribía por qué me gustabas tanto, pero no es necesario que rebusquemos entre la basura ni que recorramos los contenedores de todo Madrid (bien sabes que seríamos capaces), sólo tenemos que pensar en la magia del día en el que tú y tu cinta del pelo me sorprendísteis con una pregunta: ¿qué tal estás? Tu sonrisa y el brillo de tus ojos hicieron que me sientiera mucho mejor, y eso que la respuesta hubiera sido: ¿tienes una daga para que me la clave en el pecho?Así ha transcurrido nuestra historia juntas, siempre hemos utilizado el sentido del humor para desenmarañar los sentimientos y llevar hasta el infinito las penas, golpearlas con fuerza, tirarlas al vacío y continuar, elegantes, hacia mucho más allá, lejos de cualquier pregunta maliciosa que nos devolviera a la tierra. Lo nuestro fue siempre navegar por el espacio, flotando sin rumbo, atrapadas en nuestro satélite, haciendo guiños a la tristeza y devolviendo la sonrisa a cualquiera que tratara de arrebatárnosla. Que me gustabas, te decía en aquella servilleta morada. Y me gustas, porque a pesar de todo lo que nos separa, cada día tengo ganas de escribirte una carta de amor, aunque a veces me enfade contigo precisamente por no cabrearte tú conmigo.El otro día me di cuenta de lo hermoso que es que cada vez que duermo en tu casa, esté allí, bien colocado (como nosotras) mi cepillo de dientes, dándome la bienvenida, haciéndome sentir que estoy en tu hogar, que por unas horas también es el mío; da igual si no acierto con los regalos de cumpleaños o si olvido darte las gracias por dejarme las sábanas más suaves que guardas en el armario, no importa si no te digo cada día que eres muy importante en mi vida o que te quiero sin condiciones. Mi cepillo y yo estamos orgullosos de ti, boquerona.
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