5 de mayo de 2007
DE SATELOCOS Y CRÓNICAS
Crónica de un concurso improvisado
Desde el satélite observamos otros planetas , a veces podemos flotar y de vez en cuando desafiamos las leyes ... de la gravedad.
Nuestra órbita no es siempre la misma, nuestros sueños varían según pasan las horas y nunca despertamos antes del anochecer.
Subimos para bajar al departamento administrativo, bajamos para llegar a la cocina, dos pisos arriba hasta el departamento técnico, bajamos otra vez para llegar hasta las chicas de retención, algunos salen por abajo, yo subo para volver a bajar y por fin, salimos a la calle, a las 22 hora data. JC dice que esta frase es un poco confusa, pero que refleja bien el caos de nuestro trabajo.
Tuve un momento Aldama y decidí organizar un concurso de cuentos de Navidad, Nidito me acompañó, ya no sé que haría sin él, sin su bufanda de las seis de la tarde cuando refresca en el satélite, sin su risa, sus consejos sobre la cadencia de las palabras, la musicalidad de los versos y sus puntos y comas, esos si que me gustan, aunque a veces los olvido .
¡ Cuesta tanto darse cuenta de que en la vida también necesitamos los puntos y aparte!
Durante el mes de diciembre recopilamos los relatos, hicimos apuestas sobre el posible ganador o ganadora , tratamos de descifrar sin éxito los nombres que se escondían detrás de cada seudónimo, nos reímos al leer Antes Navideña que sencilla, hubo sorpresas con una historia diferente, un: ¡ay si yo te contara! con Miedo a un folio en blanco, ternura con otro cuanto de Navidad, sueños de ficción con El Alumbramiento, risas con Rabuc, viajamos con la Rosa del desierto y nos preguntamos dónde estaría el corazón Dimitri, o el copito de nieve de Aeroscar.
Atreyu nos trajo la Navidad del 78 y se la llevó de calle; a Palas Atenea le apretaban las bragas el 7 de Enero y Raquel Calleja tuvo una Navidad muy especial con Hans el Búho Andersen. Jaztón llegó para las doce campanadas y migraña emocional se comió la tortilla española. María llegó con sus alas de mármol otra vez en Navidad y Susana inventó una isla que también llevaba ese nombre.
Juan José nos llevó al sótano y Cristina cambió los camellos por la mula, el borrico y el asno. Rubén se disfrazó de Santa Claus mientras Estrella Polar gritaba: ¡necesito un árbol! .
Begoña llegó a la final con su Cuento de Navidad. Hasta tuvimos un disidente que renunció en el último momento.
Llegó la nochebuena, comimos turrón de chocolate de Chinchón, cantamos villancicos, inmortalizamos a los premiados y nos fuimos a casa porque mañana era Navidad.
Espero que sigamos organizando concursos, que nadie se raje con las huelgas y que nos encontremos con los jefes en los tribunales.
Recordad: el satélite está en lucha. ;-)
Muchos besos y muchas gracias.
Saldama, otra del sótano.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario